Ha muerto Cesarea Evora, decía que empezó a cantar para ahuyentar la tristeza, con 16 años lo hacía en bares de Mindelo, el puerto de la isla de San Vicente, ( Cabo Verde , colonia portuguesa hasta 1975)donde había nacido en 1941, los clientes la iban llamando desde las mesas y ella cantaba a cambio de unos escudos o por un vaso de aguardiente. Cantó en los mejores teatros y auditorios, desde Hong Kong a Montecarlo, desde China a Estados Unidos, ganó un Grammy y recibió la Legión de Honor en Francia, compartió grabaciones con Compay Segundo, Caetano Veloso, Goran Bregovic, Mariza, y vendió más de cinco millones de discos. Ella recorrió el planeta con sus "mornas" melancólicas y las alegres " coladeras", pero siempre volvía a casa, necesitaba a los suyos y el mar, ese mar que trae riqueza pero también la saudade de cientos de miles de caboverdianos que tuvieron que partir en busca de una vida mejor. Cesarea se pasaba horas mirando el mar, como explicó una vez, le hablaba "como si fuese una persona, una anciana me dijo que las olas crean una música que nosotros los humanos no podemos entender". Ella era una mujer salida de la pobreza, de unos tiempos en que los colonizadores portugueses prohibían caminar por las aceras a los caboverdianos que no podían comprarse un par de zapatos: por eso, por rebeldía, cantaba descalza. Boa viagem, Cesarea, nos queda la voz, la ética de sus pies desnudos firmes sobre la tierra.
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