La delincuencia marina favorece el desarrollo de uno de los países más pobres, donde baja la inflación, se aprecia la moneda local y suben los salarios.
" No es que tres personas nos estemos repartiendo millones de dólares", respondió el jefe pirata Abshir Boyah cuando le preguntaron qué hacía con todo el dinero que ganaba con los secuestros. La cita está incluída en un polémico informe del prestigioso think tank británico Chatham House que analiza el impacto económico que la piratería tiene sobre Somalia y que concluye que está aportando estabilidad y desarrollo al país. Ha reducido la inflación, ha dado empleo y subido los salarios de los somalíes y ha fortalecido su moneda. " Una estrategia militar para erradicar la piratería podría minar seriamente el desarrollo local", asegura la autora del análisis, Anja Shortland, profesora en las universidades de Brunel, Oxford y London School of Economics.
Somalia es uno de los países más pobres del mundo, por eso apenas se ve de noche en las imágenes por satélite. No tienen luz. Las únicas ciudades en las que está aumentando el comsumo de electricidad son Garowe y Bosasso, la primera es el corazón de las tribus piratas y Bosasso su principal puerto de importación, adonde les llegan los sofisticados aparatos de comunicaciones, los motores para sus lanchas rápidas y las armas.
Se calcula que el coste de la piratería por año, incluídas las medidas para combatirla - más de 30`países tienen barcos de guerra en la zona - se sitúa entre los 7.000 y los 12.000 millones de dólares, mientras que los rescates suman unos 250 millones. " Reemplazar esta fuente de ingresos por una combinación de fuerzas de suguridad financiadas por fondos extrajeros y ayuda al desarrollo sería considerablemente más barato que continuar con el actual status quo", concluye el informe.
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